La noche del 23 al 24 de
junio es una de las noches más especiales del año, llena de canciones y leyendas (de amor, de brujas…) dignas de ser contadas algún día en nuestro
blog.
Con la excusa de celebrar el
solsticio de verano, España se llena de verbenas, hogueras, cenas de amigos,
fuegos artificiales y petardos. Y también aparecen tradiciones como las Fallas
en diversos valles del Pirineo. Esta fiesta, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial
de la Unesco, no se debe de confundir con las Fallas de Valencia aunque
probablemente el origen sea muy similar. Y otro dato que quizá nos sorprenda:
esta tradición está presente en Francia, Andorra y España. Es decir, es algo
común en toda la zona pirenaica.
Preparándose para bajar las Fallas
Las Fallas consisten en que
los jóvenes de la zona suban a la montaña, seleccionen grandes antorchas y bajen
a gran velocidad para terminar arrojando las teas encendidas en la hoguera
encendida en medio del pueblo.
Dicen los entendidos en la
materia que esta fiesta es heredera directa de los ritos de fertilidad celtas
con los que se celebraba la llegada del verano.
Como curiosidad podemos contar
que hasta no hace mucho sólo podían llevar antorchas los chicos solteros y
encabezaban la carrera aquellos que estaban próximos a casarse.
Sin lugar a dudas, la imagen
de la serpiente de fuego descendiendo por la ladera hasta llegar al pueblo es
algo realmente mágico. ¡Feliz día de San Juan!
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